martes, 13 de julio de 2010

Perder es ganar


¿Ganar, es la única manera de ganar? Parece una pregunta complicada pero no lo es. Quiero decir, ¿la única manera de ganar es ganando?
¿No se puede ganar nada perdiendo? Quiero decir, si yo por ejemplo pierdo peso ¿no gano en salud? Si un señor pierde el vuelo y ese avión se estrella ¿no ganó algo perdiendo el vuelo el señor?
¿Cuándo uno pierde la inocencia gana algo? Es decir, ¿cuándo perdemos la inocencia no ganamos en sabiduría, no ganamos en autodeterminación?
¿No ganamos cuando perdemos el miedo? Y cuando digo "perdemos el miedo" no digo tener una confianza ciega en que vamos a ganar siempre, sino perder el miedo a perder, de eso se trata.

A veces perder el control es la única manera de ganar libertad.
Si yo te digo ‘perder la ilusión’, ¿ganamos algo perdiendo la ilusión?
A veces hay que perder la esperanza, perder la ilusión, para que nazcan cosas nuevas. Y parece que fuera el fin de todo y en realidad puede ser el comienzo de algo mejor. De lo que se trata es de perder el miedo a perder, porque a veces perder es la única manera de ganar.

La ilusión es una burbuja. Hay que romper esa burbuja.
Cuando perdemos la ilusión y enfrentamos la realidad al menos somos más honestos, y tal vez quien sabe la realidad nos da una grata sorpresa. Pero lo que es seguro es que la ilusión nunca nos va a dar lo que promete, aunque lloremos, gritemos.
La ilusión nos hace creer que se puede sacar agua de las piedras, pero la realidad es que si queremos agua tenemos que ir al arroyo, porque si hay algo que las piedras no tienen es agua.

Bueno, y una vez que hayamos perdido la ilusión, que nos hayamos despedido de ese mundo ideal, agarramos la realidad con las dos manos y decimos “bueno, ¿y ahora qué hay que hacer?”.


Ahí, donde terminó la ilusión, empieza la vida de verdad,
y cuando ya estemos desilusionados soñemos en grande.
Hay que perder la ilusión, porque ahí perder es ganar.