domingo, 4 de marzo de 2012

Cuando te preguntas por qué y no tenes respuesta, no hay paz,
 te sentís caer al vacío. 
No hay pregunta que duela más que "¿por qué?"
Y necesitamos entender eso que nos inquieta, nos perturba, nos genera ansiedad.

No entender nos enmudece.  
Habrá que aceptar lo que no tiene explicación
eso que ocurre sin que sepamos por qué. 
Ese absurdo que amarga nuestra existencia, 
eso que nos deja en soledad preguntándonos una y otra vez por qué... 
¿Por qué?.
 Ese sin sentido que vuelve nuestra vida irreal,  
ese "por qué" que necesita una respuesta urgente
esos "por qué" que desesperan cuando lo absurdo ya nada importa.
Quizá se trata de aceptar que en la vida hay cosas que no tienen explicación...  
o sí..